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Sostenibilidad, el nuevo camino de la construcción de vivienda en Colombia.

Actualizado: 2 sept 2020

Con la crisis generada por la covid-19, actividades como la construcción ya no solo deben tener viabilidad económica, sino el cuidado del medioambiente y la salud como ejes centrales de diseño, según lo dijo a Dinero la Fundación Suiza para la Cooperación Técnica, Swisscontact.


Christian Brändli, jefe de la Cooperación para el Desarrollo Económico de Suiza en Colombia (Seco), aseguró que alrededor de la construcción sostenible hay un mito sobre sus costos elevados.

“Esto no es así. Desde la cooperación Suiza estamos trabajando con Camacol y el Ministerio de Vivienda, por masificar la construcción sostenible generando proyectos emblemáticos que demuestren que se puede implementar a un bajo costo”, dijo.

Este modelo comprende desde economía circular, hasta proyectos de construcción sostenible en material de guadua en el Quindío. También pasa por la emisión de bonos verdes para financiar proyectos de construcción y pensar los proyectos como un factor clave en la salud de las personas.


La batería de proyectos de la Embajada Suiza en Colombia en este campo comprende programas como Colombia+Competitiva, Programa Edge (implementado por el IFC), Proyecto Distritos Térmicos y el programa de Transformación Humana.

Para evaluar este modelo y su aplicación en Colombia, Dinero entrevistó a Edwin Zea, líder del área de investigación sobre edificaciones y bienes raíces sostenibles del Centro para la Responsabilidad Corporativa y la Sostenibilidad de la Universidad de Zürich y miembro de la Red de Expertos Suizos (SEN) de Swisscontact.


Dinero: ¿Cuál es el estado de la construcción sostenible en Colombia?

Edwin Zea: En general veo que hay un gran potencial, con una producción eléctrica que se puede considerar limpia y unos consumos finales de energía bastante bajos, en comparación con otras geografías. Colombia cuenta con una normatividad encaminada a la eficiencia energética y de agua y a la reutilización de materiales de excavación y demolición (RES. 0472, Ministerio de Ambiente). En este sentido hace falta más claridad sobre su implementación, quiénes son las organizaciones y cuáles son los mecanismos de control. Hay un balance positivo y un gran potencial, pero se debe fortalecer la cadena de valor en el sector de la construcción para convertir ese potencial en realidades.


D: ¿Por qué la covid-19 aceleraría la puesta en marcha de estos proyectos?

EZ: La covid-19 nos recordó la importancia de las economías locales y de la contextualización de la construcción sostenible. De nada sirve aplicar soluciones desarrolladas en otros países si estas no son viables en el contexto local, eso no es sostenible. Otro factor que se ha mantenido marginado de la discusión sobre construcción sostenible a nivel global es el de la calidad del ambiente al interior de las edificaciones.

Con la pandemia se volvió claro que es un tema que debemos priorizar y que es de gran relevancia para el contexto colombiano. Por ejemplo, si queremos monitorear la calidad del ambiente interno, no solo necesitamos un dispositivo de medición sino también otros sistemas y procesos para mantener esas calidades. Más aun, invita a los diseñadores y constructores a reevaluar medidas pasivas dentro de sus proyectos.

D: ¿Es rentable este modelo?


EZ: Esto depende del actor al cual nos refiramos dentro de la cadena de valor. El modelo solo puede ser rentable para un actor que tiene la rentabilidad dentro de sus prioridades y de cierta manera la capacidad de adquisición para realizar las inversiones. Más aun, la rentabilidad depende de los mercados inmobiliarios y financieros y del tipo de producto que se esté comercializado. Y reitero la importancia del entendimiento de las condiciones locales. En el caso suizo, para citar un ejemplo cercano a mi trabajo, los bancos están pagando intereses bajísimos y en algunos casos no pagan o son negativos.


Esto ha hecho que las inmobiliarias se conviertan en una de las principales estrategias de inversiones para inversionistas institucionales, en especial los fondos de pensión. Esto da como resultado, diciéndolo coloquialmente, que toda edificación que sale al mercado se vende y en un gran porcentaje se ocupa. Dentro de este contexto regulatorio, financiero y de bienes raíces la construcción sostenible se convierte en uno de muchos factores que influencian la rentabilidad de la inversión sin ser el más relevante. Esto cambia dramáticamente cuando cambiamos los actores, por ejemplo propietario de vivienda, o los mercados inmobiliarios.


D: ¿Cómo hacer que la construcción sostenible sea masiva?

EZ: Considero que se necesitan acciones en diferentes niveles. En un primer nivel y de gran prioridad se necesita mayor compromiso por parte de las instituciones educativas y de formación profesional. La sostenibilidad y la construcción sostenible deben ser parte de los currículos básicos. Sabemos que se debe enseñar, pero se han convertido en temas de extensión o posgrado.

En un segundo nivel, más allá de más regulaciones o normatividad, se necesita claridad en los organismos de control de las distintas regulaciones, así como de las herramientas que se usen para ello. Finalmente, pero no menos importante, se necesita mayor claridad en cuanto a los esquemas de financiación y promoción de la construcción sostenible.


D: ¿Han calculado cuántos recursos debería destinar el Gobierno o la nación a este tipo de construcción?

EZ: Este es un valor muy difícil de calcular, en mi opinión se debería pensar más en términos de inversión. No debemos olvidar que el sector de la construcción como tal representa más del 10% del PIB, lo cual lo hace un segmento importante en la economía. Más aun, las edificaciones e infraestructuras son prerrequisitos para el desarrollo sostenible de una nación. Entonces el nivel de inversión debería ser un reflejo de los objetivos de desarrollo sostenible que se quieran alcanzar.


D: ¿Qué evaluación hacen de la política de vivienda del país?

EZ: En general es positiva, he visto con gran interés la evolución de la política de vivienda. Tuve la fortuna de atender una presentación del ministro Jonathan Malagón en el año 2018 durante el V foro constructor en la ciudad de Bucaramanga. Me llamó mucho la atención el énfasis social de la política y del rol catalizador de la nación en los procesos de adquisición de vivienda para poblaciones vulnerables.

Esto fue muy interesante, pues de manera independiente se estaban desarrollando propuestas de política pública para la ciudad de Zürich siguiendo líneas muy similares. Me parece muy interesante también que la política en vivienda rural esté ahora en manos del Ministerio de Vivienda (antes Agricultura). Esto abre de nuevo un potencial grandísimo para revisarla y ajustarlas a la normatividad y las realidades del país.


D: Sobre esto último, ¿hay proyectos de construcción sostenible aplicados al sector rural?

EZ: En general sí, pero como nos son megaestructuras y en su mayoría son ejemplos aislados, usualmente no se les reconoce como tal. Con el trabajo de investigación que hemos desarrollado, incluyendo varios proyectos en Colombia, hemos mostrado que la construcción, utilizando el sistema constructivo del bahareque encementado, tiene gran potencial de ser sostenible.

Esto depende obviamente de que el proyecto cumpla con la normatividad (NSR-10) y principios de diseño para el sistema constructivo. Aunque no hemos estudiado todos los factores que determinan la sostenibilidad, hemos mostrado que es un sistema con una baja huella de carbono y con potencial de servir como sumidero de CO2 (Acuerdo de París).




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