Esta semana se puso en marcha un nuevo proyecto para la carrera Séptima, con lo que se echó para atrás la troncal de Transmilenio que se proyectó durante la anterior administración. Aunque es la obra más importante a la que se da reversa, hay al menos otros siete proyectos que ya no se construirán. El Distrito defiende los cambios asegurando que son para hacer mejoras, pero otras voces críticas manifestaron preocupación por los permanentes cambios de visión de ciudad.
Render del proyecto de Transmilenio por la carrera Séptima, una de las obras más importantes que se descartó en Bogotá. / IDU
Ya es normal que cada cuatro años, al cambiar de administración distrital, se modifiquen también los planes en Bogotá sobre todo en lo que tiene que ver con obras e infraestructura. Sea por que su nombre quede como responsable de la obra, por aparecer en la foto inaugural o sencillamente porque considera que determinado proyecto no es conveniente para la ciudad, cada gobernante ha llegado a desechar una que otra obra, sin importar el nivel de avance que tenga.
La alcaldesa Claudia López no fue la excepción y el mejor ejemplo es la troncal de Transmilenio (TM) de la carrera Séptima, un proyecto que encontró en etapa de licitación y a punto de ser adjudicado, pero con varios líos jurídicos que lo tenían frenado. En su campaña ya había prometido no ejecutar ese proyecto, por lo que en últimas lo que hizo fue cumplir su promesa de campaña, pero la realidad es que si no hubiese encontrado la licitación frenada por los jueces, sino en otra etapa, hubiera tenido que construirla. Así le ocurrió con la troncal de TM por la Av. 68, que aunque también prometió no hacerla, cuando llegó la encontró tan avanzada que no tenía reversa. Lo mismo ocurrió con el metro, que si bien no es del agrado total de la administración, era imposible detener el proceso sin que eso implicara un lío jurídico, económico y político.
Los planes en la Séptima, como se conoció esta semana, cambiaron por un Corredor Verde que apenas se está diseñando. Para que no ocurra lo mismo que la línea de TM, la alcaldesa abrió una etapa de participación amplia en la que los ciudadanos serán co-creadores del proyecto. Esa co-creación, que se hará mediante varias herramientas participativas, derivará en un diseño conceptual que se llevará al Instituto de Desarrollo Urbano (IDU), que contratará los diseños finales en 2021. La idea es que entre 2022 y 2024 se construya el Corredor Verde y que entre 2024 y 2025 se entregue.
La decisión no cayó bien en muchos sectores que han pedido dar continuidad a las obras, por lo menos a las que tenían un avance notable, como la troncal de la Séptima. La concejal Lucía Bastidas, quien a pesar de pertenecer a la bancada de gobierno (Alianza Verde) ha sido muy crítica con la administración distrital, califica de “muy grave” el retroceso, y más teniendo en cuenta que el nuevo proyecto apenas está en diseños. “Se hace la comparación entre el Corredor Verde y la troncal de TM y la verdad es que no se ve diferencia. No hay un solo diseño y al parecer se le van a dejar decisiones técnicas a los ciudadanos, cuando ya había estudios y procesos de participación”.
De igual forma, según la cabildante, quienes pierden con esta decisión son los habitantes de estratos 1, 2 y 3, que todos los días montan en TM. “Lo evidenciamos en un recorrido que hicimos, en el que les preguntamos a las personas que viven allí, y nos dicen que se demoran hasta dos horas y media en llegar a sus destinos".
En eso coincidió Yefer Vega (Cambio Radical), una de las voces más críticas de la oposición en el Concejo, quien afirmó que estarán más que vigilantes al desarrollo del nuevo proyecto. “Fue una burla y al final van a llegar a lo mismo: a que se necesita buses, como se viene planteando hace más de 10 años. Resulta increíble cómo les niegan a los bogotanos menos favorecidos del nororiente el derecho a tener un transporte digno y masivo".
En términos generales, de acuerdo con Vega, en este y otros proyectos se evidencian “decisiones improvisadas” con las que reitera que quienes pierden son los bogotanos y más aún quienes con sus impuestos han pagado estudios, diseños y en muchos casos adquisición de predios, para proyectos que se van a reemplazar. “Desmontan algo que esta completamente cocinado para montar humo, solo por el ego de decir que ellos van a construir una u otra iniciativa”.
Pero, ¿qué otros proyectos además de TM por la Séptima ya no van o tendrán modificaciones sustanciales? En principio, hay cinco de gran magnitud que la administración ya descartó o no ha confirmado su continuidad. Otra que recientemente se descartó fue el Sendero de Las Mariposas, que también estaba muy avanzada y solo hacía falta un permiso ambiental por parte de la ANLA, del que finalmente desistió la Secretaría de Ambiente.
La idea de ese proyecto era construir un circuito cortafuegos en la mitad de los cerros, además de un camino turístico que conectaría a Usme con Lagos de Torca. ¿Y qué se hará en su lugar? Como explicó la secretaria de Ambiente, Carolina Urrutia, “esa no es la visión ni el proyecto de la alcaldesa para los cerros. La reserva que se ha consolidad y que defienden varios fallos judiciales se deben cuidar porque es un pulmón para los bogotanos y cumple con una función ecosistémica muy importante”.
Entonces, la nueva idea para los cerros es realizar un sendero en las localidades donde hay pocos espacios verdes. Así, Ambiente se comprometió a destinar $35.000 millones a consolidar unos senderos que respeten esa función ecológica y que las personas puedan visitarlos. “Eso quiere decir que probablemente no vamos a tener un solo sendero, sino varios que tengan acceso desde distintas localidades. Vamos a avanzar en restauración porque Bogotá tiene una deuda histórica en los cerros porque se permitió durante mucho tiempo que se construyera allí”, agregó Urrutia.
De acuerdo con Ambiente, se harán tres parques con vocación ecológica, con recreación y contemplación. El primero ya tiene estudios y las otras dos alternativas avanzan junto al IDRD y el Instituto de Turismo. “Vamos a avanzar para que los bogotanos se apropien de los cerros, pero desde su locación y con el cuidado y conocimiento de la naturaleza”, concluyó la secretaria sobre la nueva idea.
En lo que respecta a movilidad, la troncal de TM en la Calle 13, aunque se han hecho algunos estudios y diseños, también se descartó durante esta administración, pues su idea es que sea reemplazada por el Regiotram de occidente, un tren ligero que atravesará los municipios de Facatativá, Madrid, Mosquera y Funza, y llegará al centro de Bogotá, por la antigua red férrea.
Otro proyecto que se descartó parcialmente es la Avenida Longitudinal de Occidente (ALO), uno más de esos planes que se vienen contemplando hace décadas. Si bien el tramo sur de la ALO está sobre ruedas, con el aval del Gobierno y la gestión predial, el tramo norte que va de la calle 80 a la 170 sigue en veremos.
Bastidas, quizás la cabildante que más ha velado por defender las obras que vienen de la administración Peñalosa, también ha venido denunciando que dos de los Centros Felicidad (CEFE) que estructuró la anterior alcaldía se descartarían. Estos son los de San Bernardo, en la localidad de Santa Fe, y el de Gibraltar, en Kennedy. “No estamos construyendo sobre lo construido”, concluye la concejal sobre esas obras descartadas. “Estamos en una época en que las obras generan reactivación y es una pena porque en muchos casos estaban los diseños, estudios y recursos, pero me parece un retroceso”.
Por último, Bastidas llamó la atención sobre las obras en los humedales. “Muchas de ellas tienen casi en un 60 % de avance, se frenaron y ahora buscan cómo derrumbarlas”, apuntó. Y es que hace menos de un mes que la Secretaría de Ambiente decidió imponer cinco medidas preventivas de suspensión en diferentes tramos de la obra en el humedal Jaboque, una de las más avanzadas con 64% de ejecución, al evidenciar actividades que no están permitidas en los permisos ambientales otorgados y estructuras que no se incluyeron en las resoluciones autorizadas.
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