Al inyectar nanofibras de un plástico conductor en la estructura porosa de los ladrillos, científicos logran que almacenen energía para alimentar un pequeño bombillo.
La hematita presente en los ladrillos sumada a un plástico conductor forman la red necesaria para almacenar energía. / Pixabay
Al ladrillo cocido que todos conocemos, usado para la construcción desde hace casi 5000 años, parece que le espera un nuevo y brillante futuro. Un grupo de investigadores de la U. de Washington desarrollaron un método para aprovechar sus componentes químicos básicos y convertirlos en baterías. Así como suena aunque parezca increíble: !baterías para almacenar energía!
En un artículo publicado en la revista Nature Communications, los autores encabezados por Hongmin Wang explicaron los detalles del procedimiento para otorgarles una nueva función a los ladrillos. La clave está en uno de los compuestos fundamentales de este material de construcción que a su vez le da la tradicional tonalidad roja. Se trata de la hematita, un pigmento que comenzó a ser usado por los humanos desde hace casi 73.000 años y hoy se usa para fabricar catalizadores, imanes, aleaciones y materiales de almacenamiento de energía de última generación.
Aprovechando la naturaleza porosa de los ladrillos, los científicos lograron inyectar diminutas nanofibras de un plástico conductor especial conocido como Pedot que reacciona con la hematita y puede almacenar carga. “Desarrollamos un supercondensador usando la microestructura de hematita de un ladrillo como reactivo para depositar en vapor una capa nanofibrilar del polímero conductor (Pedot)”, explicaron en su artículo. Las reacciones químicas convirtieron los ladrillos rojos en un color azul oscuro.
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